30/Dic/2002, 14/Feb/2003, 7/Ago/2003, 16/Nov/2003, 18/Nov/2003, 18/Abr/2006 y 18/Abr/2007 Una lección de humildad Es mi deseo que no se emplee esta información de dominio público en proceso judicial alguno. Yo no puedo asegurar que sea la Verdad, pero hasta el momento esa es mi verdad, hasta el momento no he sentido prohibición para decirla, sino más bien impulso para hacerlo, para que otra gente pueda enterarse y decidir. Pido perdón nuevamente por mi falta de humildad, si estoy errado puedo estar difamando, por eso quiero dejar abierto y no censurado un libro de visitas, para que quien lo desee escriba su versión y tanto yo como otros tengamos oportunidad de ver (y en mi caso de enmendar): http://geocities.yahoo.com/gb/view?member=v-tamara ---- L* me contó el 21 de Septiembre de 2002 que ese día, había toma de yagé con Orlando como taita. Yo no había tomado por más de un año, ni había tomado con Orlando, así que decidí ir. Antes de esa toma sólo había tomado en unas 5 oportunidades en 1999 con Antonio Jacanamijoy y en 3 oportunidades en 2001 con Rubber Garreta. L* me llevó en su carro junto con Orlando y C*, a la Gran Vía. Allí en el patio interior de una tienda-cafetería transcurrió la toma. Habían muchos asistentes, la mayoría eran personas de esa población que sufrían enfermedades e iban a continuar o a empezar tratamiento con Orlando, también había personas que venían de Bogotá y según entiendo eran asistentes habituales a tomas con él, había personas que me parecería ayudaban en la toma y en las curaciones como: Juan Carlos, Pablo y otro señor a quien le decían paisa. Tomé yagé así como muchos de los asistentes (si mal no recuerdo L* no tomó), y me sentí muy feliz arrepintiéndome, pidiendo perdón por algunos de mis pecados y sintiendo muy fuerte la presencia de Dios. Me parecía como una escuela en la que estabamos aprendiendo espiritualmente. De alguna forma me recordaba la escuela que me fue descrita según creo por Dios en una toma con Rubber en 2001: Somos niños en una escuelita, lo que tenemos que hacer son nuestras tareas con amor, humildad, respeto y sin excusas. En otra toma con Rubber, entendí que mi permanencia en un proyecto en el que trabaja (GNU) me estaba alejando de Dios, y me toco expulsar mi idolatría. Pregunté con mucho fervor que debía hacer, la respuesta vino en una canción, que hasta donde entiendo todos escuchamos, una canción que decía que fueramos a construir el Reino de Dios. Entonces sentí necesidad de saber donde, cómo, me parecía que se requería trabajo pesado que tocaba hacer en algún sitio, yo estaba dispuesto y ansioso por empezar, por dedicar mi vida a eso. Recuerdo que le pregunté a Orlando que donde debía empezar a construir y el me dijó que en mi interior. Pero yo esperaba más, me parecía que tenía que ser eso y algo más. Sentía la necesidad de agradecer a Dios, de moverme, saltaba de dicha por su amor y su presencia. En algún momento sentí que Dios me permitía y me impulsaba para hablar, para levantarme de mi puesto y hablar. Para sentirme muy vivo y sentir el suelo, las paredes, el aire y todo lo que Él ha creado con tanto amor. Le pido perdón a Dios si me estoy equivocando pero sentí que él quería que yo le contará a la gente algunas cosas de lo que había que hacer, tal vez su voluntad. Recuerdo que brotaban palabras por decir, que mi cuerpo y dentro mio tenía que decir, que iba diciendo a toda la gente, mientras me movía y saltaba lleno de vida también espontaneamente, perdí la pena, hablé y sólo quice hacer la voluntad de Papá. L* me decía que me callara porque estaban en curaciones pero yo sentía que era más importante hacer la voluntad de Dios, le contestaba "¿quien manda?", le decía que yo sólo estaba haciendo lo que Dios quería. Estaba lleno de emoción, alegría y vida lo que quería era que empezáramos a hacer lo que nos tocaba para construir el Reino de Dios, continuaba hablando me impacientaba la indiferencia de todos, ¿Por qué no entendían? ¿Por qué no querían? Yo me sentía ansioso por trabajar para hacer lo que pudiera para construir el Reino de Dios, por hacer su voluntad. Me da pena, pero me parece que no recuerdo todo lo que dije, siento aún que dije las cosas que me mandaba Papá, le pido perdón a él y a quienes escucharon por lo que dije mal y por lo pude haber dicho sin la gracia de Dios. Entre los mensajes que dije recuerdo: * Hay que dejar la pereza * La fuerza es para trabajar * La risa es para reír * Hay un sólo Dios * Los negocios tienen un problemita Recuerdo que L* me dijo que le estaba pegando, ví que a causa de mis movimientos alborotados le había quitado una hebilla, la traté de abrazar, aunque también resultó brusco mi abrazo, también empujé sin querer a Pablo y después lo palmeé suave en la espalda, porque así me salía, pero en mi corazón no había odio ni violencia, era alegría desbordante pura porque sentía que aunque yo no lo merecía, Dios había querido las cosas así. A L* y a Pablo, así como en ese momento, les pido nuevamente perdón, yo no quería lastimarlos, ni mi intención era golpearlos, ni incomodar a nadie. Yo no puedo decir que Dios haya hablado por mí boca ---cómo tal vez L* lo decía, Él no lo necesita--- se que yo sólo traté de hacer su voluntad, seguramente no lo logré bien, pero eso fue lo que intenté. Nuevamente le pido perdón a Él y a las personas que afecté por los errores que cometí, en especial por mi orgullo, de los mensajes que recuerdo aún no identifico cuales son errados, pero sigo buscando para arrepentirme. Quiero enmendar fallas, cargar mi cruz, le pido a Dios valor para hacerlo. Recuerdo que me sentaba por ratos mientras que continuaban las curaciones, me parece que con lo que decía interrumpía lo que se hacía, pero sentía que tenía que hacerlo, perdón. En un momento en el que ví que Orlando curaba a una señora me levanté y dije que en el Reino de Dios no hay enfermedad. Tal vez, no recuerdo bien el instante, hoy pienso que después de eso fue que me cogieron entre varios para hacer lo que Orlando había dicho al comienzo de la toma, que de pronto esa noche iban a tener que amarrar a alguien, que ya tenían permiso para eso (aunque cuando lo dijo no imagine que pudiera ser yo, y aún no se quien dio el permiso). Recuerdo que mientras me cogían y llevaban a otro sitio ya no en el patio sino dentro de la casa pero también lleno de asistentes, yo sentí que no debía poner resistencia, que no debía ejercer violencia para evitarlo y me dejaba. Pablo me doblaba una mano, cogiendo el dedo pulgar y llevándolo hacía la muñeca, me preguntaba "¿Le duele?", yo sentía que no importaba y le decía que no (bueno en realidad si me dolía). No recuerdo la secuencia precisa de lo que ocurrió después, recuerdo que entre varias personas (entre quienes estaban Juan Carlos, Pablo, el paisa, tal vez un ayudante de Orlando) me llevaron, me amordazaron, me amarraron con cabulla (si mal no recuerdo primero intentaron con un saco) y me pusieron boca abajo contra el piso. Sentí leves puntapies, sentí que me doblaron las piernas y las presionaban hac�a mi espalda, que me empujaban los brazos amarrados en la espalda hacia arriba. En algunos momentos me quitaban la mordaza y quitaban presión a las cuerdas, yo trataba de hablar, recuerdo: A Papá se le hace caso. Sentía que Dios me decía que podía castigarlos, yo decía que no se usara violencia, que los perdonaba y después sentía que volvía la presión. Eso ocurrió varias veces, había momentos en los que como que aflojaban y otros que yo sentía que jalaban más fuerte la cabulla, que me empujaban con más fuerza brazos y piernas, que me presionaban contra el piso medio asfixiandome. Yo me sentía y me veía como un caballo de carga, al que cada vez le hechaban más carga, pido perdón a Dios y a la gente por mi orgullo, sentía que la carga eran como faltas que yo decidía perdonar y me tocaba sufrir por eso, hoy creo que de pronto a lo sumo eran sólo algunas de mis faltas, y eso, si es que si hice las cosas bien. Aún así sentía que estaba haciendo la voluntad de Dios y eso era lo que yo quería, no importaba si me moría en eso. Me acordaba de Jesús, y perdón Papá y Jesús, yo quer�a seguir el ejemplo de Jesús, me daba fuerza para aguantar, no soy digno pero no puedo dejar de anhelarlo. Sentía también que quien me maltrataba era el mismo diablo, que de pronto esas personas no sabían bien lo que estaban haciendo sino sólo obedecian sin reparos. Perdón por esa interpretación, yo no soy nadie para decirlo, sólo creí eso. Recuerdo que Pablo me decía cosas, me decía que tenia que ser bien docilito, bien humildito, pero yo me negaba a ser docil cuando me lo decía porque sentía que era el diablo tentandome. A ratos yo mismo pedía que continuará el castigo porque creía que eso servía para lavar pecados (perdón Dios, yo no soy nadie para decidir eso), en momentos yo mismo forecejeaba con las cuerdas y me revolcaba, pero sufría, en algún momento incluso consideré dejar de respirar para acabar con eso, y lo empecé a hacer, pero cuando ya no soportaba más, sentí que esa no era solución, que yo no tenía derecho de acabar ni siquiera con mi vida y seguía soportando, queriendo sólo hacer la voluntad de Dios. Perdón. También me parecía que todo el mundo sabía lo que estaba ocurriendo, que había alguien a quien castigaban sin razón y/o desproporcionadamente, pero nadie se atrevía a hacer nada, escuchaba sollozos de niños, escuché a L* sollozando, pero nadie hacia nada y yo esperaba que alguien hiciera, quería que todos hicieramos la voluntad de Dios. Recuerdo que en algún momento Pablo me dijo que lo que yo había dicho la gente ya lo sabía, no se, tal vez si varios (más bien muchos) sabían que lo que hay que hacer es la voluntad de Dios, pero no movemos un dedo por hacerla. Me parecía que por el contrario tratamos de evitar que alguien la haga porque puede dar ejemplo, ojala yo esté equivocado. Después me sentí como condenado a estar ciego y a sufrir por siempre para perdonar más, y yo aceptaba, sentía el corazón vivo y la presencia de Dios y eso bastaba. En algún momento sentí que no había Dios, que Él había perdido, que me tocaba a mi ser Dios, me arrepiento y me arrepentí entonces porque toqué el suelo y sabía que yo no lo había hecho, se que no he hecho nada, en cambio Papá lo hizo TODO, gracias Papá, perdoneme por favor y deme por favor la gracia de la humildad y conciencia para buscar distinguir la mentira de la verdad. Más tarde sentí que lo que había hecho era mucho o muy importante y por eso Dios me quería poner a su mano izquierda, me resultaba difícil de creer, pero no dejaba de pensarlo, si mal no recuerdo ahí fue que empezó a latirme menos fuerte el corazón, y de pronto ya no me sentí con esa llama que sentía antes, y quedé en el piso cansado y débil, trate de forcejear de pedirle a Dios que me siguiera impulsando (como yo sentía que lo había hecho antes). Pero no pude (aunque en un instante en el que forcejee mucho me pareció que volvió por una centésima de segundo), estaba cansado, me sentía abandonado en el infierno después de haber estado cerca a Dios, y sentía que no podía hacer nada, que ya me había equivocado y me tocaba sufrir mi castigo, me sentía irremediablemente alejado de Dios. Ahí fue cuando me soltaron, y ya no me volvieron a tratar mal por el contrario trataban de cuidarme, me ofrecían agua, me decían que todo estaba bien, que tranquilo, alguno me dijo que tranquilo porque todos habían oido mi mensaje (en ese momento no dije nada, pero yo no quice decir un mensaje mio), otro me dijo que siguiera luchando y forcejeé otro poco pero sin resultado. Hoy yo se que ese lado izquierdo no es para mí y pido perdón porque mi inmenso ego no me permitió distinguirlo en el momento. Quisiera estar cerca de Dios ahora y después de morir, se que he pecado y peco mucho como para merecerlo, pero no importa tanto lo que yo quiera o lo que me pase, lo que importa es que se cumplirá la voluntad de Dios que es la buena para todos. Y es su misericordia la que pido. Serían como las 4AM (?) me dovolvi a mi sitio, cuando pasaba Orlando me ofreció una mandarina que acepté. Después de un instante le dije a Orlando que quería tomar más yage, el me dijo que ya no era tiempo porque estaba a punto de amanecer. Después de un tiempo me levanté de mi puesto y le mostré a la gente las marcas de la cabulla sobre las muñecas, dije que eso me había ocurrido y que nadie había hecho nada. Hoy pienso que no estuvo bien decir eso, porque esas marcas también me las ayude a producir yo mismo cuando forcejeaba. Cuando la gente empezó a irse me acerqué a Juan Carlos ---casi que fuí su profesor del colegio de él en 1990 cuando él estaba en 11--- yo lo apreciaba y aún lo aprecio, me ha ayudado a recibir una lección, pero ¿por qué con violencia? preferiría ser yo el equivocado--- le pregunté porque me había hecho eso, él me dijo que porque yo le estaba pegando a la gente; aunque no quedaban tantas personas, yo pregunté en voz alta si le había pegado a alguién, que por favor dijera y nadie contestó. A L* le dije que si para eso me había invitado. A Pablo que estaba en la entrada, le pregunté que si le había pegado el me dijo que sí, yo le dije que me perdonara, que yo sólo quería hacer la voluntad de Dios. Después me devolví en el carro de L*, con Orlando, aunque no hablamos, sólo C* (un niño) viendo las heridas en las muñecas me preguntó por que me habían hecho eso, yo le dije que por decir la verdad (yo no se si pude hacer eso, pero le pido a Dios que lo ilumine a él y a todos para que podamos buscarla, encontrarla y decirla). Pienso que yo no tengo la verdad, sólo quice hacer lo que sentí que era la voluntad de Dios, si por Su gracia la hice, lo que dije fue la verdad. En el carro, le pedí a L* que me dejara en Galerias. Al bajarme como aún tení­a la mordaza en el cuello, ella lo notó, me la quito y dijo que se quedarí­a con ella, aún cuando yo le dije que me la dejara de recuerdo, yo le pregunté que que harí­a, si mal no recuerdo me dijo que dirí­a que yo le habí­a pegado, recuerdo que le dije que ella sabí­a que esa no era la verdad, ella me dijo algo como que era problema de ella. Fui donde estaba mi esposa, pensando que debía hacer. Esclarecí que yo ya había perdonado y por eso no tenía que buscar justicia de hombres. Me enteré bastante después, que L* había llamado a mi esposa y (a mis padres) para decirles que yo llegaría con algunos maltratos porque habían tenido que amarrarme dado que no dejaba hacer las curaciones. A mi esposa le conté mi versión de los hechos y le mostré las contusiones con las que quedé, posteriormente conté mi versión a mis padres. Uno o días después en una reunión con L*, mi esposa y mis padres (pues no fue posible reunirnos con otros de los que he mencionado), L* puso como condición para comenzar que yo no hablara y contó su versión de los hechos además de otros antecedentes de mi vida y sus opiniones, si entendí bien su conclusión es que fuí amarrado porque fuí violento y no dejaba hacer curaciones. En otra reunión a comienzos de 2007, L* reconoció que en su concepto los "golpes" que le dí fueron sin intención. Me siento mal por mi orgullo, orgullo que me hace ver y entender mal, que me hace creerme más que los demás e incluso que Dios. Ese orgullo que no me deja hacer la voluntad de Dios. Un mensaje que no quiero olvidar que siento muy cierto es que a Papá se le hace caso, me toca sacarme ese orgullo para poder hacerlo. Es que creo que sólo haciendo la voluntad de Dios se puede ayudar a construir su Reino, y creo que si no ayudo a construir, por el contrario estaría excluyéndome o ayudando a excluir a otros. Siento desconfianza de las personas que me amarraron, empezando por Orlando (porque según he entendido en tomas de yagé el taita sabe lo que piensa y lo que le ocurre a cada asistente). Decidí después de una toma posterior con Rubber no volver a tomar yagé, porque me pareció que yo podía ser débil y porque aún no entiendo como puede ser que el yagé sea Dios en esencia, como le entendí a Gregory en esa toma con Rubber, en mi humilde opinión también he visto dependencia (por ejemplo en mi última toma Rubber decí­a que al dí­a siguiente tení­a que dar una charla en una universidad y entonces que se tomarí­a un yagé antes para que saliera bien). Agradezco a esa planta, a Rubber pero sobre todo a Dios por haberme ayudado a acercarme a Él en el 2001, año en el que Rubber no cobraba las tomas. Hoy no recomiendo a la gente tomar yagé, pues me parece que se presta para todo y que para buscar a Dios se necesita es un corazón decidido y basta la oración. A quién esté decidido a tomar o continuar tomando, lo invito a pedirle permiso para hacerlo de manera explicita a Dios ---y esperar su respuesta---, a encomendarse a Él y pedirle su protección y presencia durante la toma, así­ como discernimiento posterior. Gracias a Dios la relación con L* ha mejorado, pero no con las demás personas mencionadas. Hasta el momento no me ha resultado posible hablar con Orlando y he sentido presión para retirar esta información de Internet. (Claro que a comienzos de 2006 Orlando me mandó decir que si yo querí­a hablar con él que me recibirí­a gustoso, pero no he encontrado la oportunidad apropiada). Ahora me toca poner mi esfuerzo para no alejarme de Dios. Quisiera poder vivir como me sentí en esas tomas, como un niño muy vivo, medio loco, medio burdo, pero que se arrepiente de sus errores, que busca cargar su cruz, humilde y sobre todo FELIZ DE VERDAD porque elige buscar y hacer la voluntad de Papá. Vladimir Támara Patiño vtamara@users.sourceforge.net